lunes, 29 de agosto de 2011

9 respuestas que no debes dar a tus hijos

 

(CNNMéxico) — Es cierto, lidiar con los hijos no es fácil. Ya sea que tengan menos de cinco años y pasen horas haciéndote la misma pregunta en el camino o sean adolescentes que parecen no prestar atención a nada, existen momentos donde los padres pueden llegar a un punto de saturación en el que simplemente desean que sus hijos desaparezcan.

En esos momentos en los que estás a punto de explotar, debes tener cuidado de no decir algo que pueda dañar los sentimientos o la confianza de tus hijos.

Aquí te presentamos las mejores respuestas para situaciones difíciles que recomienda el sitio especializado Parenting.com.

 

Déjenme en paz (1/9).

Todos los padres necesitan de momentos de descanso y no hay nada de malo en pedir unos minutos de soledad a tus hijos. Sin embargo, debes tener cuidado en no convertir una petición excepcional en práctica común.

Si les dices constantemente a tus hijos que estás ocupado y que no puedes atenderlos terminarás por crear un patrón de conducta donde ellos saben que no tienes el tiempo ni las ganas para compartir con ellos.

“Ellos comienzan a pensar que no hay razón para hablar contigo porque siempre estás haciéndolos a un lado”, dice la doctora Suzette Haden Elgin, fundadora de Ozrak Center of Language Studies, en Huntsville, Arkansas a Parenting.com.

Lo que debes hacer es reducir el estrés y establecer reglas propias sobre cuánto tiempo quieres pasar con tus hijos, y asegurarte de cumplir con los objetivos planteados.

 

Eres tan ... (2/9).

Esto aplica especialmente para los niños pequeños.

Probablemente te has dado cuenta que los niños tienden a repetir lo que escuchan o ven. Por ello debes tener cuidado con las etiquetas que les asignas.

Aunque tus intenciones no pretendan dañarlos, estás asignándoles una cualidad que puede no ser real, sino únicamente tu percepción sobre ellos.

Incluso si los llamas tímidos o inteligentes puede repercutir en la forma en la que se comportan al asignarles cualidades con las que no cuentan realmente o frustrarlos por actitudes negativas que les has asignado

El sitio Parenting.com recomienda evitar los adjetivos y cualidades sobre la personalidad de tus hijos y habla de forma especifica. “En ese momento te comportaste de una forma grosera…” es una mejor opción.

 

No llores (3/9).

No hay razón para que, desde pequeño, le enseñes a tus hijos a esconder sus sentimientos. Ya sea que llore por enojo, miedo o tristeza evita prohibirles llorar.

“Es natural querer proteger a los hijos de esos sentimientos. Pero el decirles ‘no’ no hace que un niño se sienta mejor, y también puede enviar el mensaje de que sus emociones no son válidas y que no está bien sentirse triste o asustado”. dice la doctora Debbie Glasser a Parenting.com.

Ayúdale a reconocer la emoción que siente y cómo puede evitarla: "Sé que estás triste porque te regañé, intenta no comportarte de la misma forma la próxima vez"

Si te comportas de esta forma con ellos poco a poco aprenderán a reconocer sus sentimientos y serán capaces de enfrentar sus propias emociones.

 

¿Por qué no puedes ser más como tu hermana? (4/9).

 Probablemente no existe otra frase que enoje tanto a los niños como ésta.

Debes entender que no todas las personas son iguales y que esas comparaciones sólo harán que tu hijo se sienta mal consigo mismo, contigo y probablemente con la persona con la que lo estás comparando.

Cada niño se desarrolla a su propio ritmo, de acuerdo con su personalidad ¿Por qué evitar que sean distintos y auténticos?

Festeja sus logros y ten paciencia con las cosas que aún no aprende. Si lo sigues presionando, probablemente los logros tendran un alto costo, explica el sitio ewb de Parenting.

 

Lo puedes hacer mejor (5/9).

¿Quieres que tus hijos piensen que son un dolor de cabeza constante?

Entonces no uses esta frase, además de mostrar que su esfuerzo nunca es suficiente puedes hacerlos sentir que no sirven para hacer muchas cosas (que tal vez sí están haciendo bien).

Los padres siempre desean que sus hijos sean los mejores, pero el proceso de desarrollo incluye aprendizaje mediante error, así que la próxima vez que te veas tentado a usar esta palabra, recuerda que ese es tu rol: enseñarles.

 

Detente o haré algo para que llores (6/9).

  El problema de las amenazas es que debes cumplirlas. De lo contrario perderán su efecto y si esto pasa, te encontrarás atrapado en un círculo vicioso del que no podrás escapar, explica Parenting.com.

En especial a los niños pequeños les cuesta trabajo aprender las lecciones. Lo mejor que puedes hacer es mantenerte alejado de las amenazas y buscar otra forma de educar a tus hijos, entre ellas existen: dar un tiempo fuera y  alejar al niño de la situación.

“En estudios se ha mostrado que las probabilidades de que un niño de dos años repita una travesura el mismo día es del 80%, sin importar que tipo de medida disciplinaria se usó”, dice el doctor Murray Straus, sociólogo del Family Research Lab de la Universidad de New Hampshire.

Recuerda que el trabajo de los padres consiste en paciencia y amor.

 

Espera a que papá llegue a casa (7/9).

Este cliché es uno de los errores más comunes de las madres. Sin embargo es poco efectivo pues no sólo representa desentenderte del problema, sino que también disminuye tu autoridad frente a tus hijos.

Además lo más probable es que para el momento que el padre llegue a casa, hayas olvidado la razón del conflicto o decidas dejarlo pasar, señala Parenting.com.

Otro problema es que estás otorgando a tu pareja un rol negativo que también podría dañar la relación con tu hijo.

 

Apúrate (8/9).

 ¿Estás transmitiendo todo el estrés de tu vida a tus hijos? Puede que sea así si usas esta frase con regularidad. No hay nada de malo en apresurar a tus hijos cuando deben salir rápidamente de la casa o se les ha hecho tarde para llegar a algún lugar.

“Se vuelve tan caótica mi casa por las mañanas, odiaba que la última imagen que mis hijos tuvieran de mí es que estaba enojado. Así que hice un trato conmigo mismo. Sin importar lo que sucediera, no gritaría o pondría mis ojos en blanco incluso si alguien derramaba su cereal o me pidiera ayudarlo a encontrar algo justo cuando estábamos saliendo”, dijo el terapeuta familiar Paul Coleman.

Busca maneras tranquilas de pedir las cosas y recuerda que el desorden en la vida de tus hijos puede ser un reflejo de tu misma rutina.

 

¡Bien hecho! o ¡Buena chica! (9/9).

¿Qué podría estar mal con los elogios? Después de todo es reforzamiento positivo, es una de las herramientas más efectivas con las que cuenta un padre. El problema viene cuando el elogio es vago e indiscriminado.

Exclamar “¡Bien hecho!” por cualquier cosa que hace tu hijo —desde terminarse la leche hasta hacer un dibujo— pierde su significado. Los niños ya no le hacen caso. Ellos también pueden notar la diferencia entre el elogio por hacer algo simple o por un verdadero esfuerzo.

Para quitarse el hábito de tanta efusividad, de acuerdo a Parenting.com

Elogia sólo los logros que requieren un esfuerzo real. Terminarse la leche no cuenta. Tampoco hacer un dibujo, si tu hijo es del tipo que hacen decenas de ellos cada día.

Se específico. En lugar de “lindo trabajo”, di, “Que colores tan brillantes y alegres escogiste para las manchas del perro”, o “Vi que hiciste un dibujo sobre la historia que leímos esta mañana”.

Elogia el comportamiento en lugar de al niño: “Estuviste tan quieto con tu rompecabezas mientras terminaba el papeleo, tal como te lo pedí”.

 

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