Este domingo 19 de Agosto se llevará a cabo la reseña de la fiesta a Señor San Miguel partiendo del Barrio de las Cuevitas, pasando por las calles Calzada de la Estación, Canal, Plaza Principal, para llegar a la Explanada del Jardín Principal.
Señala el comienzo de los preparativos para la Fiesta del Santo Patrón de la Ciudad, San Miguel Arcángel, en la que diferentes grupos de danzas indígenas, se encuentran para recolectar ofrendas en especie y pedir permiso a las ánimas para que haya buenaventuras para la próxima fiesta a finales de septiembre.
La tradición de pasear al buey adornado, es una evocación a los ancestros indígenas, quienes llevaban a las víctimas de sacrificio a brindar a sus dioses. El buey se ofrece al Santo Patrono para engordarlo y una vez llegada la fecha de la festividad se sacrifica para convidar el alimento a los presentes.
Hace tiempo se acostumbraba llevarla a cabo el 15 de agosto, ahora esta celebración impregnada de sincretismo se ha trasladado al tercer domingo de Agosto. La celebración se inicia prácticamente desde la víspera en el barrio de las Cuevitas. Ahí, en la casa de don Mónico Ramírez se lleva a cabo la velación, se hace el trabajo de la cucharilla, los bastones y los ramilletes. A este evento asisten las comunidades invitadas o para quienes regularmente constituye una devoción o un compromiso, lo que le llaman la palabra. Los asistentes se presentan con un ramo de flores o con una veladora y se le entrega a quien preside esta velación.
Anteriormente se les conocía como velaciones reales, solo participaban los mayordomos, los capitanes generales, dos concheros y el sargento, quien se encargaba de poner una serie de velas colocadas en cruz conocidas como la cuenta, para conocer si alguien llegaba con malas intenciones. Solo se hablaba un lenguaje, el de las conchas, era una gran fiesta espiritual donde se hacían curaciones. Aún se mantiene la esencia de esta ceremonia aunque ahora puede participar toda la comunidad.
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Foto: Toño Rayas
La reseña consiste en sacar el toro que se ha de sacrificar en la fiesta. Se acostumbra ir a lazarlo, para lo cual previamente se hace toda una ceremonia, luego se invoca al santo ladrón, San Dimas, y se sahuma bendiciendo el mecate con que se le va a lazar. Los indígenas ven en este acto toda una magia, aseguran quien ha de lazar el toro es guiado por el mecate que lo lleva al ganado seleccionado para tal ceremonia, ahí el toro indicado permanece agachado en espera de que sea lazado, todo por intercesión de las ánimas.
El día de la reseña es adornado con flores de papel, collares de zanahoria, ajo, cebolla y toda la indumentaria para preparar un caldo, es llevado hasta la Parroquia de San Miguel Arcángel acompañado de danzas y conchas para pedir permiso de dar inicio a la celebración.
Después se dirigen al mercado Ignacio Ramírez, donde los comerciantes regalan fruta, flores y verduras que se la cuelgan a cuestas al toro.
De ahí la comitiva parte al Panteón Viejo, el de San Juan de Dios, se pide permiso a las ánimas que aguardan en la Santa Cruz ubicada en el interior del mismo, se solicita la autorización y se agradece con danzas.
Posteriormente en privado se hacen las peticiones a los demás puertos, sitios que resguardan dolor, ánimas y son punto de encuentro entre dos mundos, el terrenal y el espiritual. Los concheros han de acudir los domingos posteriores con flores y velas al Puente del Fraile, al Puerto de Bárbaros, al Puerto de Calderón y a un puerto ubicado en la explanada de El Llanito.
Fuente:
https://noticiasconvalorsma.com/2018/08/15/resena-de-la-fiesta-a-senor-san-miguel-2/
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viernes, 17 de agosto de 2018
lunes, 2 de abril de 2018
Mineral de Pozos
Un Lugar congelado en el tiempo donde las historias de sus minas y Ex-Haciendas contadas por sus pobladores llenan nuestra imaginación para vivir por un momento en el pasado de este mágico lugar.
En medio del semidesierto, con un paisaje cubierto de mezquites y cardones, es un pueblo que revive como el ave legendaria pues este encantador lugar ha vuelto a renacer después de haber sido abandonado por su población en dos ocasiones a lo largo de su historia.
Mineral de Pozos se encuentra a 57 Kms de San Miguel de Allende (a 54 minutos aproximadamente en auto),
Durante la época prehispánica la región estuvo dominada por tribus Chichimecas, Huachichiles, Copuces, Guaxabanes y Pames.
En el año de 1576, algunos Jesuitas españoles llegaron a la zona Noreste del estado con el fin de evangelizar, al lugar le llamaron el Palmar de Vega.
Don Luis de Velazco (hijo), VIII virrey de España, comisionó en 1590 al misionero de la orden de Jesús, Gonzalo de Tapia para congregar a la gente de San Luis de la Paz.
El trato justo que ofreció a los habitantes y la facilidad para hablar su lenguaje y compartir sus costumbres (Chichimecas y Otomíes), convenció a los nativos para negociar los términos de paz, con el fin de asegurar las conquistas y fundaciones llevadas a cabo por sus antecesores.
Los Jesuitas les enseñaron a las tribus procesos europeos para la extracción del mineral, así como sus beneficios; de esta enseñanza aún existen hornos que datan de 1595. Para entonces la comunidad cambió su nombre por San Pedro, patrono de los mineros traídos de varios grupos étnicos.
Posteriormente se cambió de nombre a Pozos por la gran cantidad de excavaciones para extraer el metal de oro y plata principalmente, se le agregó el de "Real" para amparar la explotación.
En 1810 los Jesuitas fueron expulsados por los Chichimecas, así que la producción mermó aunque no en su totalidad. El trabajo en la mina disminuyó, hubo carencia de azogue, hierro y demás elementos indispensables para el laboreo y beneficio, así como el retiro de capitales.
Posteriormente la fama de Pozos y su producción se aceleró de 1880 a 1888. Durante estos años se formaron numerosas compañías que explotaban las minas abundantemente. El lugar además de agradable era muy rico en yacimientos de diversos minerales como Oro, plata, mercurio, manganeso, plomo, estaño y cobre, por lo que de inmediato comenzaron los asentamientos humanos cerca de pequeños manantiales, constituyéndose en el pueblo actual.
El poblado registraba un crecimiento significativo en las actividades comerciales, contaba con hospedaje, puestos de comida, bares e inclusive un teatro. Estimulados por el desarrollo del lugar, llegaron inmigrantes de Francia, España, Italia, Inglaterra y Estados Unidos; así como trabajadores de Guanajuato, Zacatecas, Estado de México e Hidalgo.
Las grandes contribuciones para el municipio se invirtieron principalmente en educación y bienestar social, cabe resaltar que Mineral de Pozos llego a ocupar el cuarto lugar entre las 45 municipalidades del estado.
El máximo esplendor de Mineral de Pozos se logró durante el gobierno de Don Porfirio Díaz, período durante el cual cambió su nombre a Ciudad Porfirio Díaz.
En ese entonces contaba con casi 80,000 habitantes, se edificaron grandes construcciones, se integraron vías de comunicación como la red ferroviaria nacional, el telégrafo y el teléfono; además se instaló servicio eléctrico y las compañías mineras cambiaron sus maquinarias, movidas con vapor, por las de energía eléctrica.
A la caída del gobierno porfirista comienza el segundo período de decadencia del cual ya no se recuperaría. La crisis se hizo más aguda en el año de 1926, en parte por la inestabilidad del movimiento Cristero y por otra la depresión internacional, lo que provocó la caída de los precios de los metales y el consecuente retiro de los últimos capitales fuertes.
La gente entonces comenzó a salir de Mineral en busca de empleo, se desmanteló y se vendió toda la infraestructura a las minas de Pachuca, llevando el pueblo a un completo abandono.
Se calcula que por los años 50 menos de 200 personas vivían en el lugar.
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