jueves, 1 de noviembre de 2007

La Dama Enlutada.

A principios del siglo XIX, los habitantes de la tranquila Guadalajara se quedaron pasmados por un suceso tan increíble, que les heló la sangre. Esto comenzó a ocurrir entre las diez y las once de la noche, según contaban algunos serenos y otras personas que juraron verla. Decían que de la puerta principal de catedral, una esbelta mujer iniciaba su caminata rumbo al norte de la ciudad, a pesar de la tenue luz que despedían los escasos faroles, dejaba percibir su andar garboso y elegante, con una silueta que, aunque cubierta con un elegante ropaje negro, denotaba su bien formado cuerpo, alto y proporcionado.

No faltó el noctámbulo, guardián o sereno, que extasiado por el porte y figura de esa dama (sin importar lo impropio de la hora), la comenzara a seguir a una prudente distancia admirándola, a pesar de los piropos y galanteos, la mujer hacía caso omiso continuando con su ondulante y provocativo caminar.

En cuanto llegaba frente al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, atravesaba la calle y se esfumaba perdiéndose quien sabe como y donde, al llegar frente al viejo templo.

"Se decía que fueron varias las personas que, después del perseguimiento, habían llegado a nivel de su andar y al tratar de lanzarle la palabra tanto galante como llena de extrañeza, caían sin conocimiento o totalmente muertas, cuando la dama enlutada volteaba el rostro cubierta con rica, luctuosa y transparente mantilla, pero mostrando una calavera de equino, a la vez que lanzaba un cimbrante grito, a manera de relinchido". .

Historia de Guadalajara V.

Guadalajara hacia el siglo XX [editar]

Después de este conflicto, la calma volvió a reinar en Guadalajara y con ella el progreso y crecimiento se hicieron cotidianos con el pasar de los días, varios suceso importantes tomaron parte en la historia de la ciudad, entre ellos en 1942 con el cuarto centenario de la ciudad, en 1957 con la creación de su zona industrial y comercial, y en 1964 cuando nació el habitante un millón en la ciudad, suceso de vital importancia. Hacia el año 1970, ocurre una crisis estudiantil dentro de la Universidad de Guadalajara. La Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), que hasta entonces había controlado al sector universitario, entra en conflicto con una naciente organización el Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Un punto crítico de esa confrontación sucede el 29 de septiembre de ese mismo año de 1970: en la escuela politécnica de la U de G, se enfrentan grupos de estudiantes de la FEG y del FER resultando tres personas muertas, entre ellas Fernando Lua Medina, presidente de la FEG. Luego de ese enfrentamiento, el presidente de la república, Luis Echeverria Álvarez daria su respaldo a la FEG, enviando al FER a la clandestinidad. Vienen después tres años de asesinatos, golpizas y encarcelamientos entre ambos grupos. Así, el año de 1973, el FER ante la presión del Estado mexicano por via de la FEG y el aparato policíaco, decide irse a la lucha armada: ya no era la FEG el enemigo a destruir, sino, el Estado mexicano. Ese años de 1973 surgen en Guadalajara tres grupos guerrilleros: La Liga Comunista 23 de Septiembre, las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo, y la Unión del Pueblo, comandada esta última por Hector Eladio Hernández Castillo. La lucha entre los grupos armados se extendería hasta el año de 1978. En ese ínterin, lo común en la ciudad de Guadalajara será la violencia política, de la cual es destacable el encono con que el Estado mexicano persiguió a los militantes de los grupos armados. Hasta el momento hay un numero no determinado de "desaparecidos" entre militantes o familiares de los grupos guerrilleros. En septiembre de 1978, el presidente José López Portillo decreta la "Amnistia" en favor de los grupos alzados, y con ello ocurre una destención en la lucha. Algunos analistas críticos de la amnistía del gobierno de López Portillo, señalan que ésta llegó en un momento en que el Estado autoritario mexicano, se pudo dar el lujo de amnistiar, en el entendido de que ya tenia controlada la situación de los insurrectos mediante la amenaza y la violencia de Estado.

Guadalajara también tomó parte en los mundiales de 1970 y 1986 y en la Cumbre Iberoamericana los días 18 y 19 de julio de 1991.

22 de abril de 1992 [editar]

La tragedia, lamentablemente es también parte de la historia de la ciudad, el día 22 de abril de 1992 varias explosiones tomaron parte en las calles al Oriente de la Ciudad, debido al derrame de combustible por el sistema de alcantarillado de la ciudad, cuya responsabilidad aún no ha sido aclarada pero que la "vox populi" ubica a PEMEX como responsable. Una de estas calles "Gante", fue testigo de la muerte y mutilación de cientos de habitantes, dejando luto, pena y llanto en la ciudad; y aunque en la actualidad no se sabe a ciencia cierta el número de muertos y heridos, dado que las cifras fueron maquilladas por el gobierno (lo que se corroboró en la morgue adaptada para ello en la sede del domo del CODE pues solo había cuerpos de personas sin mutilaciones, todos enteros), los tapatíos no olvidan el desastre, ya que es un suceso doloroso que tomaron en cuenta para proyectos futuros.

Guadalajara para el siglo XXI [editar]

Esta ciudad es una de las más importantes en el país y en Latinoamérica, ya que cuenta con la presencia de grandes empresas y grandes bases comerciales. Cabe destacar la importancia cultural y económica que ejerce en México. Actualmente con 4 millones de habitantes junto con Zapopan, Tonalá, Tlaquepaque, Tlajomulco de Zúñiga y El Salto, Guadalajara es la segunda ciudad del país en población. La importancia de la ciudad es grande, por su generación de empleos y establecimiento de grandes empresas como Siemens, Motorola, Kodak y Coca-Cola, así como una creciente cantidad de industrias tecnológicas y electrónicas como Solectron, Intel, JPL Pantera o Hewlett-Packard.

Los megaproyectos contemplados para esta ciudad son hasta ahora los proyectos más ambiciosos en Latinoamérica que colocarán a Guadalajara como uno de los puntos base en la economía y modernidad de México. El punto geográfico donde se encuentra la hace muy apreciable y estratégica. Su infraestructura de comunicaciones es una de las más modernas y funcionales en el país, Guadalajara es un centro urbano importante lo que atrae inversionistas y comercio de todo el mundo, cuenta con diversos centros de comercio de primer nivel. En 1987 se inauguró Expo Guadalajara. Guadalajara cuenta con una de las mejores infraestructuras hoteleras del país con más de 25.000 habitaciones en la ciudad. En el ámbito educativo Guadalajara cuenta con importantes centros de enseñanza con prestigio nacional y mundial, tales como la Universidad de Guadalajara , la Universidad del Valle de Atemajac UNIVA, la Universidad Panamericana, el ITESO, y la Universidad Autónoma de Guadalajara (U.A.G.), entre otras.

La Zona Metropolitana de Guadalajara cuenta con varios centros comerciales con infraestructura de vanguardia donde se dan cita las mejores marcas internacionales de una amplia gama de productos. Por ello, es un paraíso de las compras para los habitantes de la región occidente del país; la ciudad es líder a nivel nacional en crecimiento e inversión en centros comerciales, gracias a la cultura que se tiene en ellos, además de su gran auge e influencia que ha tenido en la población tapatía. Actualmente cuenta con varios de los mejores centros comerciales del país y uno de los más grandes en América Latina (Galerías Guadalajara 360). En la actualidad se construye "Plaza Andares" en una de las zonas residenciales de mayor desarrollo en el país, este centro comercial está destinado a ser el más exclusivo en Latinoamérica.

Entre los proyectos más destacados en construcción se encuentran: Torrena, el centro JVC, el museo Guggenheim, Plaza Andares, y el Centro Cultural Universitario, entre otros; ésta explosión en el desarrollo inmobiliario es una de las más importantes en la historia. Su riqueza cultural la ha llevado a ser un importante punto de mira en el sector turístico; la ciudad genera varios de los principales eventos culturales del país, y es una escala usual para el turista que visita México. Guadalajara es albergue de un gran círculo de artistas y consumidores de arte y cultura.

Teniendo la cultura como clave para el desarrollo de Guadalajara, la fundación Guggenheim ha aprobado la construcción de lo que será la sexta sede Internacional del museo Guggenheim que se encuentra actualmente en construcción y ha sido motivo de atención mundial, este y la mayoría de los proyectos que actualmente se construyen en Guadalajara, giran enfocados a darle la prioridad a la ola cultural que cubre la ciudad, siendo esta una herencia de abolengo y la clave del desarrollo en Guadalajara la cual se consolidará como el nuevo icono cultural en Latinoamèrica para los próximos años. La ciudad, será también la sede de los Juegos Panamericanos del 2011.

Historia de Guadalajara IV.

Rebelión Cristera [editar]

La Guerra Cristera en México consistió en una fuerte lucha que duró 3 años entre el Gobierno y la Iglesia, de la cual se prohibió hablar durante mucho tiempo en México y también se tienen muy pocos documentos que hablen de ella.

Después de haber terminado la Guerra de Reforma en 1859 (durante la cual se enfrentaron dos grupos políticos en México: los conservadores que estaban en contra de la Constitución de 1857 contra los liberales) y la intervención Francesa en 1867 los gobernantes de México llevaron a la práctica una serie de medidas que proclamaban la separación entre la Iglesia y el Estado, al igual que disminuyeron el papel social de la primera ya que se sancionaba a los funcionarios que asistían a actos religiosos, se confiscaron todas las propiedades eclesiásticas y abolieron las órdenes monásticas.

Cuando el gobierno de Plutarco Elías Calles quiso hacer cumplir el Artículo 27 que estipulaba que las riquezas del subsuelo le pertenecían a la nación, a las compañías petroleras norteamericanas e inglesas, la tensión internacional se agudizó tanto que algunos temieron que pudiera haber otra invasión estadounidense. La Iglesia Católica había rechazado, desde que fueron promulgados algunos artículos de la Constitución de 1917; en especial los artículos 3º, 5º, 24, 27 y 130. En ellos, entre otras cosas, no se reconocía personalidad jurídica a las iglesias; se prohibía el culto externo, como las procesiones; no se reconocían derechos políticos a los sacerdotes; se establecían mecanismos para abrir templos al culto y delimitar el número de sacerdotes y se prohibía oficiar misa a los extranjeros. El presidente Calles decidió hacer cumplir las normas de la Constitución Mexicana; propuso leyes que llevaban al detalle lo que la Constitución mandaba y estableció castigos para quienes no las respetaran.

Los jesuitas, quienes fueron expulsados de España y sus colonias (incluyendo a México) por Carlos III en 1767, combatieron todo esfuerzo de los mexicanos simpatizantes de los revolucionarios estadounidenses por establecer una república soberana, lo que requería la eliminación de los privilegios feudales de esa Iglesia católica que estaba impidiendo el desarrollo económico de la nación. Cuando la Constitución mexicana de 1917 incluyó artículos basados en el principio de la separación de la Iglesia y el Estado (en la tradición de Carlos III de España, así como también de la Constitución de Estados Unidos de Norteamerica), la jerarquía de la Iglesia Católica mexicana controlada por los jesuitas organizó un derrocamiento de la Revolución Mexicana en defensa de sus privilegios feudales, con la intención de restablecer un Estado teocrático.

En este movimiento contrarrevolucionario organizado por jesuitas como Bernardo Bergöend, y que fue apoyado y estimulado por las empresas petroleras extranjeras cuyos negocios en México estaban amenazados por los artículos de la Constitución de 1917, los cuales restablecían el principio de que el subsuelo de México era propiedad de los mexicanos, surge la denominada Rebelión Cristera, en los años de 1926 a 1929 desarrollada principalmente en el territorio de Jalisco, siendo Guadalajara uno de los puntos de ebullición en esta lucha clero contra gobierno, ya que desde el virreinato hasta este periodo fue la sede religiosa más fuerte en México, la rebelión cristera tuvo a Guadalajara como punto central del conflicto.

Así, en 1926, se celebra en la ciudad de Guadalajara la primera convención llamada Unión Popular Jalisciense, presidida por Anacleto González, la que tuvo mucho éxito por el fervor católico de los tapatíos durante este siglo, en la convención también participaron José Garibi Rivera quien después fuera el primer cardenal de México así como el escritor Agustín Yáñez, quien tomaría la gobernatura del estado más tarde. En la convención se aprobó mayor difusión al catecismo, la impartición de la religión como materia en escuelas y la creación de la prensa católica para difundir la religión. Estos tres aspectos fueron tratados en Zapopan por todos los fieles, encabezados por el párroco de San Miguel al que también se le unían el de Guadalajara, Vicente Camacho. Esto indignó al alcalde de Zapopan, quien mandó aprehender y enjuiciar a varios de los manifestantes. Poco después de la manifestación las autoridades mandaron cerrar escuelas, templos y asilos que aguardaban a miembros de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (A.C.J.M.), dando cumplimiento a lo ordenado por el presidente Calles.

A partir de estos sucesos el estallido de la Revolución Cristera se propagó por el país entero, la catedral metropolitana, e iglesias de la ciudad fueron el escenario de la mayor lucha de la iglesia contra el gobierno en la historia de México, donde cientos de personas religiosas fueron asesinadas, y cada iglesia saqueada y despojada de sus patrimonios, también la expulsión de más de 200 clérigos extranjeros, y el cierre de todos los conventos, colegios y asilos, toda forma de fervor religioso se encontraba en contra del pensamiento revolucionario que imperaba en el el país durante el periodo del presidente Elías Calles, este conflicto se prolongó por 3 años en una guerra que solo pudo culminar con la intervención del clero norteamericano y la amnistía general en junio de 1929.

Historia de Guadalajara III.

La Guerra de Independencia [editar]

Linea de Acontecimeintos en Guadalajara durante la guerra de Independencia

Para la guerra de Independencia, Guadalajara desempeñó un papel importante, ya que fue en esta ciudad donde el cura Miguel Hidalgo y Costilla, declaró la abolición de la esclavitud. Fue también aquí donde publicó el famoso periódico El despertador americano donde publicaba sus ideas. En las cercanías del lugar, en el puente de Calderón, tuvo lugar la batalla donde fueron vencidos los insurgentes. Guadalajara también fue testigo de la muerte de un insurgente, de José Antonio El Amo Torres, quien ayudó a Hidalgo a tomar la ciudad. Su muerte fue cruel, pero su importante legado aún perdura. Al terminar la guerra de independencia, y con la proclamación de estado libre y soberano de Jalisco, Guadalajara se convirtió en la capital del estado.

Desde la independencia a la revolución [editar]

Ya siendo capital del estado de Jalisco, Guadalajara siguió con su estatus de Ciudad, y al igual que años anteriores fue aumentando su importancia dentro de la región occidental, también como otras ciudades, sufrió con las guerras que siguieron en el México independiente, la Guerra de Reforma y la intervención francesa. En ambas, Guadalajara tuvo un papel importante, en la Guerra de Reforma, Benito Juárez trasladó el gobierno federal a Guadalajara. Es en esta ciudad, específicamente en el Palacio de Gobierno actual, en que se lleva a cabo el momento histórico que tal vez hubiera cambiado la historia, en la cual Guillermo Prieto defiende a Juárez de un grupo de soldados conservadores dispuestos a matarlo, con la frase: «Levanten las armas, los valientes no asesinan, los valientes no matan a mansalva». Prieto evita la muerte de Juárez y con ella el fin de los liberales. En la intervención francesa, Guadalajara encabezó un rechazo a esta invasión. Pedro Ogazón, gobernador de Jalisco, encabeza desde Guadalajara una idea rebelde ante este suceso hasta su final.

A estos tiempos le siguió el porfiriato, el cual fue en parte benéfico para la ciudad, ya que con el gobierno de Porfirio Díaz, la ciudad pudo contar con líneas de ferrocarril que le comunicaban con Nogales, Manzanillo y la capital, México, además de que el famoso kiosco que la ciudad posee, fue un regalo polémico de Díaz a la ciudad. Después del régimen, la revolución estalló, la aparente calma reinó en la ciudad, ya que todo el conflicto se dirigió hacia la capital.

Historia de Guadalajara II.

El periodo colonial y la guerra de independencia [editar]

Linea del tiempo de la colonia en Guadalajara

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En el mes de agosto de 1542, llegaron a su destino las reales cédulas expedidas por el emperador Carlos V de Alemania y I de España, en noviembre de 1539, en las cuales concedía a Guadalajara el título de ciudad y escudo de armas. El día 10 de agosto de 1542 se pregonaron ambas cédulas en la plaza mayor de la novel y definitiva Guadalajara, con los honores que tales mercedes requerían.

Por real cédula signada en Toledo el 10 de mayo de 1560, se dispuso que la Real audiencia de la Nueva Galicia, cajas y oficinas reales se cambiasen deCompostela a la atemajaquense Guadalajara. El 31 de agosto de 1560 se expidió real cédula y bula que autorizaron el traslado del Obispado de Compostela a Guadalajara.

La actual Guadalajara se formó del crecimiento y unión de tres núcleos primitivos de población: Mezquitán, Analco y Mexicaltzingo, que en 1667 se anexaron a la ciudad, fenómeno importante para la posterior consolidación del municipio. Por mandato real de fecha 18 de noviembre del año 1791, se dispuso la fundación de la Universidad de Guadalajara en la ciudad del mismo nombre, capital del Nuevo Reino de Galicia. La inauguración de este centro cultural fue el 3 de noviembre de 1792, teniendo como sede el excolegio de Santo Tomás.

En 1793 se instaló en esta ciudad la primera imprenta de la región, el 4 de diciembre de 1786, el rey Carlos III expidió la ley que establecía el sistema administrativo de intendencia en Nueva España, titulada “Real Ordenanza para el Establecimiento e Instrucción de Intendentes de Ejército y Provincia en el Reino de Nueva España” Con base en este ordenamiento legal el antiguo Reino o Provincia de Nueva Galicia quedó mutilado y a partir de entonces fue conocido bajo el nombre de Intendencia de Guadalajara, teniendo como capital a la ciudad de su título. Este nuevo sistema político-administrativo perduró hasta las primeras décadas del siglo XIX, sufriendo algunas modificaciones y reformas hasta la consumación de la Independencia.

EL SEÑOR DEL REBOZO

Amediados del Siglo XVI funcionaba ya como convento Dominico, el edificio situado a espaldas del que fuera templo de Santa Catalina de Siena, ubicado en la calle de su nombre hoy República Argentina. Fundado por ayuda pecuniaria de tres mujeres sumamente religiosas y ricas conocidas por "Las Felipas", este convento recibía la ayuda de casas y encomiendas y rentas producto de una especie de fideicomiso de estas Felipas y así comenzó a recibir monjas que se acogían a la advocación de Santa Catalina de Siena.

En el Templo que como se dice y se sabe, daba a la hoy calle de la República Argentina, estaba entrando a la derecha, un Cristo de madera, esculpido por anónimo escultor, uno de tantos imagineros que dejó para siempre su arte religioso sin que se recuerde su nombre. Era un Cristo de mirada triste, de palidez mortal, con grandes llagas sangrantes y una corona de espinas cuyas puntas parecían clavarse en la carne, la madera que asimismo escurría sangre. Daba lástima esta triste figura del Señor colocada a la entrada del templo, con su cuerpo llagado, flácido y apenas cubierto con un trozo de túnica morada.

Tal vez este triste aspecto del Cristo cargando la Cruz fue lo que motivó a una monja que llegó como novicia bajo el nombre de Severa de Gracida y Alvarez y que más tarde adoptara al profesar, el de Sor Severa de Santo Domingo. Pues bien esta monja, cada vez que iba a misa al templo de Santa Catalina, se detenía para murmurar un par de oraciones al Señor cargado con tan pesada cruz al grado de que cada día lo advertía más agobiado, más triste, más sangrante.

Pasaban los años y a medida que la monja Sor Severa de Santo Domingo solía pasar más tiempo ante el Cristo, mayor era su devoción, mayor su pena y más grande la fe que profesaba al hijo de Dios.

Así pasaron los años, treinta y dos para ser más exactos, la monja se hizo vieja, enferma, cansada, pero no por eso declinó en su adoración por el Señor de la Cruz a cuestas, sino que aumentó a tal grado de que lo llamaba desde su celda en donde había caído enferma de enfermedad y de vejez.

Una noche ululaba el viento, se metía por las rendijas, por el portillo sin vidrio ni madera, calaba hasta los huesos viejos y cansados de la monja. El aire azotaba la lluvia y la noche se hacía insoportable.

-!Jesús.. Cristo mío! -gritó la monja con voz casi inaudible, pero llena de dolor, tratando de abandonar su lecho de enferma-, dejádme que cubra vuestro enjuto y aterido cuerpo... venid a mi señor, y mostráos ante esta pecadora que sólo ha sabido amarte y adorarte en religiosa reverencia.

Arreció el vendabal...

Y lo insólito de esta historia ocurrió entonces. Llamaron quedamente a la puerta de la celda de la enferma monja y ésta con muchos trabajos se levantó y abrió, para encontrarse ante la figura triste de un mendigo, casi desnudo, que parecía implorar pan y abrigo.

La monja tomó un mendrugo, un trozo de la hogaza que no había tocado y le ofreció el pan mojado en aceite, agua y sacando de su ropero un chal, un rebozo de lana, cubrió el aterido cuerpo del mendigo.

Terminado de hacer esto, el cuerpo de la monja se estremeció, lanzó un profundo suspiro y falleció.

Al día siguiente hallaron su cuerpo yerto, pero oloroso a santidad, a rosas, con una beatífica sonrisa en su rostro marchitado por los años y la enfermedad.

Y allá en el templo de Santa Catalina de Siena, cubriendo el enjuto y sangrante cuerpo del Señor con la cruz a cuestas, el rebozo o chal de la vieja monja.

Desde entonces y considerado esto como un milagro, un acto inexplicable, las religiosas y los fieles bautizaron a esta imagen como "El Señor del Rebozo" y este cristo estuvo muchos años expuesto a la veneración de los feligreses, hasta la exclaustración de las monjas y cuando el gobierno cedió este hermoso y legendario templo, primero para templo protestante y después para biblioteca.

Historia de Guadalajara I.

Antes de su asentamiento actual, Guadalajara tuvo otros tres asentamientos que son Nochistlán, Tonalá y Tlacotán.

Antecedentes de las tres fundaciones [editar]

Hacia 1521 Hernán Cortés ya había conquistado la capital de imperio Azteca, sin embargo pidió a Nuño de Guzmán la exploración y la conquista del Occidente de Nueva España. Nuño de Guzmán fue acompañado por 500 soldados españoles y 15,000 mexicas sometidos, los mexicas eran utilizados como guías y trabajadores en las minas que se fueran encontrando. El interés era dominar las tierras de los grupos Caxcanes, que estaban del otro lado de la Barranca de Huentitán. Nuño de Guzmán derroto a los caciques de la región y, como no existían grupos indígenas poderosos en esa región, decidió ponerle a las tierras conquistadas Guadalajara, en honor a la ciudad española de Guadalajara.

Nochistlán [editar]

Guadalajara en un principio estuvo en la Mesa del Cerro (a la orilla de Nochistlán en la provincia del Teúl), hoy conocida como San Juan. La fundó el 5 de enero de 1532, Juan de Oñate quien al efecto había sido comisionado por Nuño de Guzmán. Este deseaba contar con una ciudad que le sirviera para asegurar sus conquistas y a la vez poderlas defender de la belicosidad de los naturales. La Villa de Guadalajara la fundaron 42 vecinos; el nombre de Guadalajara lo tomaron en recuerdo de Guadalajara, España, cuna de Nuño de Guzmán.

Poco duró la Villa en este sitio, con la anuencia de Guzmán, Juan de Oñate, Miguel de Ibarra y Sancho Ortiz, el 19 de mayo de 1533, proyectaron mudarla de lugar en donde hubiera más agua, mejores medios de comunicación y menos tolvaneras.

Tonalá [editar]

Después de una deliberación con los vecinos y ante la negativa de Cristóbal de Oñate de establecerse en Tlacotán, deciden fundar la villa en Tonalá donde permanecieron durante dos años. Nuño de Guzmán recibió el título de Marqués del Valle de Tonalá, y los habitantes de la villa interferían en sus planes, por lo que a fines de 1534 los echó del lugar.

Tlacotán [editar]

En marzo de 1535 los pobladores se encontraban en su tercer asentamiento, Tlacotán. Allí desarrollaron una villa, pero debido al ataque de los indígenas, pidieron la presencia del conquistador Pedro de Alvarado. El 28 de septiembre de 1541, los indígenas del lugar, liderados por Tenamaztli atacaron la villa y mataron a casi todos los habitantes (entre ellos a Pedro de Alvarado, quien fue muerto mientras huía en su caballo por la barranca del lugar, de donde se despeñó debido a que los indígenas cocas y caxcanes los atacaron y en su huida les lanzaron piedras, lo que provocó que cayera. Otras version afirma que fuél el mismo Tenamaztli quien lo ejecutó rompiendole los huesos a golpes, sentencia dada a los magnisidas, según las leyes nahuatl de la época.

El 8 de noviembre de 1539, sin saber que la villa había sido destruida, el rey Carlos I de España le otorgó el título de Ciudad y le envió un escudo de armas con dos leones rampantes encontrados que posan sus patas delanteras sobre el tronco de un roble en señal de victoria.

Esta distinción se otorgó a la gente de Guadalajara por ser bravos y valientes.

Fundación en el Valle de Atemajac [editar]

Finalmente los 63 peninsulares sobrevivientes (13 andaluces, 16 castellanos, 6 extremeños, 9 montañeses, 8 portugueses y 11 vascos) entre los que se encontraban Juan Cristóbal de Oñate, Antonio de Mendoza, Miguel de Ibarra, el desleal marqués Nuño de Guzmán, hallaron un lugar seguro contra el ataque de los pobladores del lugar en el valle de Atemajac (en un sitio llamado Tetlán por los nativos). El martes 14 de febrero de 1542 fundaron Guadalajara por cuarta y definitiva vez.

En agosto llegaron a la villa el título de ciudad y el escudo de armas.

Beatriz Hernández [editar]

Artículo principal: Beatriz Hernández

En la narración acerca de esta última fundación de Guadalajara, se nombra a Beatriz Hernández, una de las pocas mujeres que acompañaron a los primeros vecinos de la villa. La historia cuenta que fue ella la causante de la fundación de la villa en el valle de Atemajac.

Fue hasta el año de 1542, cuando se asentaron definitivamente en el actual sitio del Valle de Atemajac sesenta y tres familias europeas a instancias de una valerosa mujer: Doña Beatriz Hernández, que demandó a la comunidad a no volverse a mudar, y decidieron conservar este sitio. Aunque la elección pareció desventajosa por la mala calidad de la tierra, la falta de agua y la carencia de buenas comunicaciones, lo plano y extenso de la llanura ofrecía mejores condiciones para protegerse de los ataques.

Cuando Mendoza y Oñate declararon fundada la villa, los pobladores no se atrevían a vivir, debido al miedo por los tres intentos fallidos anteriores en que los indígenas cocas y caxcanes los habían expulsado de las fundaciones precedentes.

Sin embargo Antonio de Mendoza propuso la fundación de la nueva villa; sus acompañantes temerosos y desconfiados por las experiencias vividas dieron gritos de protesta, hasta que Cristóbal de Oñate sacó su cuchillo y lo clavó en el tronco de un árbol que tenía frente a él (a espaldas del lugar que actualmente ocupa el Teatro Degollado, en el centro de la ciudad) y declaró fundada la ciudad de Guadalajara, en nombre del rey. (Por eso actualmente se considera que Oñate fue el fundador de la ciudad).

El desorden continuaba, nadie estaba de acuerdo con el sitio, hasta que se paró junto a Oñate la señora Beatriz Hernández, quien a gritos se hizo el silencio, y la mujer dijo casi gritando: «¡Gente, aquí nos quedamos, el rey es mi gallo y aquí nos quedamos por las buenas o por las malas!». Un momento después se escucharon aplausos y vítores de alegría. Todos aceptaron el lugar elegido y mostraron su apoyo. En muchos aspectos, el área no era una buena elección, pero era ideal para evitar ataques de los pobladores locales.

El 10 de diciembre de 1560, Guadalajara se convirtió en la capital de la Nueva Galicia y más tarde en la Sede del Obispado, comenzando a tener importancia fundamental como centro de actividades en el occidente del país, sirviendo de puente comercial entre Europa y Oriente.

Al inicio, las actividades de sus habitantes fueron principalmente la cría de ganado y el cultivo de cereales y frutos, y en menor escala fue la minería. Pronto toda la región resultó propicia para la ganadería y la agricultura. Se fundaron enormes haciendas que dieron fuerza a la naciente ciudad, convirtiéndola en centro de abastecimiento y comercio de todo el Occidente de la Nueva España.

La palabra Guadalajara proviene del vocablo árabe "Wad-al-hidjara", que significa "río que corre entre piedras". Tomó su nombre de la ciudad natal de Nuño Beltrán de Guzmán, conquistador de esta tierra.

Esta ciudad fue capital del reino de la Nueva Galicia.

Guadalajara se convirtió en capital del Estado de Jalisco el 27 de mayo de 1824

El 14 de febrero de 1542 se instaló el primer Ayuntamiento de la actual Guadalajara y su majestad, el Emperador Carlos V de Alemania y I de España le concedió el título de Ciudad y le otorgó su escudo de armas, que hasta estos días representa a Guadalajara.