La odisea de los primeros habitantes de la villa
&n class="Contenido_TextoA">Estas tierras, además de ser más áridas que las que habían encontrado en Veracruz y en el Valle de México, estaban habitadas por indígenas que en su mayoría eran nómadas y que pronto se convirtieron en el terror de los todavía mal trazados caminos que conectaban a la Nueva España con esta otra parte del territorio, al cual se le dio el nombre de la Nueva Galicia.
La audiencia de la Nueva Galicia –institución encargada del gobierno y la administración de los nuevos territorios— se asentó en Guadalajara, al tiempo que se descubrían yacimientos de plata en el cerro de la Bufa, donde no tardarían en aparecer las minas de Zacatecas. Estas minas llegaron a ser el motor económico de la Nueva Galicia y su explotación hizo necesario abrir caminos no solamente entre Guadalajara y Zacatecas, sino también entre las minas y la ciudad de México, Querétaro y Michoacán, a donde se llevaba buena parte de la plata extraída.
uchos españoles aventureros a avanzar hacia el norte en busca de fortuna.
Estas
tierras, además de ser más áridas que las que habían encontrado en
Veracruz y en el Valle de México, estaban habitadas por indígenas que
en su mayoría eran nómadas y que pronto se convirtieron en el terror
de los todavía mal trazados caminos que conectaban a la Nueva España
con esta otra parte del territorio, al cual se le dio el nombre de la
Nueva Galicia.
La audiencia de la Nueva Galicia –institución encargada del gobierno y la administración de los nuevos territorios— se asentó en Guadalajara, al tiempo que se descubrían yacimientos de plata en el cerro de la Bufa, donde no tardarían en aparecer las minas de Zacatecas. Estas minas llegaron a ser el motor económico de la Nueva Galicia y su explotación hizo necesario abrir caminos no solamente entre Guadalajara y Zacatecas, sino también entre las minas y la ciudad de México, Querétaro y Michoacán, a donde se llevaba buena parte de la plata extraída.
Desde el principio los caminos fueron asaltados por grupos de chichimecas (que así se les llamaba a los indios de la frontera norte de la Nueva España) y debido a la constancia de los ataques, comenzó una guerra que se extendió durante toda la segunda mitad del siglo XVI. Por esta razón los españoles establecieron villas a lrio. Sde los caminos. Éstas eran a la ya estaba poblado desde antesgares de desca que el español Juan de Montoro hizo para que se le permitiera fundar allí una villa.
La audiencia de la Nueva Galicia –institución encargada del gobierno y la administración de los nuevos territorios— se asentó en Guadalajara, al tiempo que se descubrían yacimientos de plata en el cerro de la Bufa, donde no tardarían en aparecer las minas de Zacatecas. Estas minas llegaron a ser el motor económico de la Nueva Galicia y su explotación hizo necesario abrir caminos no solamente entre Guadalajara y Zacatecas, sino también entre las minas y la ciudad de México, Querétaro y Michoacán, a donde se llevaba buena parte de la plata extraída.
Desde el principio los caminos fueron asaltados por grupos de chichimecas (que así se les llamaba a los indios de la frontera norte de la Nueva España) y debido a la constancia de los ataques, comenzó una guerra que se extendió durante toda la segunda mitad del siglo XVI. Por esta razón los españoles establecieron villas a lrio. Sde los caminos. Éstas eran a la ya estaba poblado desde antesgares de desca que el español Juan de Montoro hizo para que se le permitiera fundar allí una villa.
Algo muy curioso es que el
nombre original que se le dio al nuevo poblado fue el de “Villa de la
Ascensión”. Tal parece que pronto se confundió y se olvidó, ya que se
hizo popular el culto a la virgen de la Asunción, sobre todo cuando
en 1602 el obispo Alonso de la Mota y Escobar, de viaje por la Nueva
Galicia, otorgó a la pequeña villa el rango de parroquia y la virgen
se convierte en patrona del lugar.
Pero antes de que esto
sucediera, los primeros habitantes de la villa tendrían que pasar por
una serie de problemas y por tiempos tan malos, que por poco y el
poblado desaparece y nos deja sin Aguascalientes natal. Así, a los
ataques chichimecas se agregaron las epidemias y la pobreza, que
hicieron estragos en la población, a tal grado quean="2" valign="top">
Hoy
festejamos el día de fundación de la ciudad el 22 de octubre, pues
esta es la fecha en que Jerónimo de Orozco, presidente de la audiencia
de la Nueva Galicia, firmó la cédula o acta en que se permitía, por
gracia del rey Felipe II, el establecimiento de una villa en dicho
territorio. Sin embargo, se sabe que el sitio ya estaba poblado desde
antes de la petición que el español Juan de Montoro hizo para que se
le permitiera fundar allí una villa.
Algo muy curioso es que el
nombre original que se le dio al nuevo poblado fue el de “Villa de la
Ascensión”. Tal parece que pronto se confundió y se olvidó, ya que se
hizo popular el culto a la virgen de la Asunción, sobre todo cuando
en 1602 el obispo Alonso de la Mota y Escobar, de viaje por la Nueva
Galicia, otorgó a la pequeña villa el rango de parroquia y la virgen
se convierte en patrona del lugar.
Pero antes de que esto
sucediera, los primeros habitantes de la villa tendrían que pasar por
una serie de problemas y por tiempos tan malos, que por poco y el
poblado desaparece y nos deja sin Aguascalientes natal. Así, a los
ataques chichimecas se agregaron las epidemias y la pobreza, que
hicieron estragos en la población, a tal grado que la villa quedó casi
abandonada. Para 1584 solamente había dieciséis soldados, un caudillo
y dos vecinos, en un sitio que más que poblado era un simple puesto
militar fortificado. Ni siquiera la agricultura había progresado, pues
los primero colonos, que consideraban que debían obtener fortuna de
una forma más interesante que trabajando como simples campesinos, no
se habían interesado en cultivar la tierra.
El final del siglo XVI y el
principio del XVII, trajeron, a pesar de todo esto, mejores tiempos
para la villa. En primer lugar terminó la guerra chichimeca, lo cual
contribuyó a la pacificación de la región, aunque dejó como resultado
un terrible exterminio de indígenas. También hay que tomar en cuenta
la presencia en la villa de Aguascalientes del licenciado Gaspar de la
Fuente, quien en octubre de 1609 dictó una serie de medidas destinadas a
mejorar la traza urbana y la forma en que se construían los edificios
públicos y privados. Además, para ese momento Aguascalientes se había
transformado en cabecera de alcaldía mayor, lo que le otorgó a la
villa una mayor importancia política. Así, los primeros y mayores
obstáculos del joven pueblo parecían superados.
GÓMEZ SERRANO, Jesús. La guerra chichimeca, la fundación de Aguascalientes y el exterminio de la población aborigen (1584-1620). Un ensayo de reinterpretación. Jalisco, Colegio de Jalisco y Ayuntamiento de Aguascalientes, 2001, 129 pp.
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